domingo, 29 de noviembre de 2020

veía el brillo de sus ojos en la oscuridad, me seguían aun cuando yo mantenía los párpados cerrados hasta que me dolían,imaginaba sus rostros deformes y hedores espesos, estaban ahí, su presencia era imposible no percibirla, sentía el contacto tibio y húmedo de esas pieles desgarradas, se refregaban contra mi, paralizándome, traspasando sus viscosidades, dejando su impronta en todo mi cuerpo, mis piernas no avanzaban encadenadas a esas piltrafas y flecos de piel hedionda y destrozada.