viernes, 10 de noviembre de 2023

Tenía tan lindo pelo, un melena oscura, espesa, un bosque en el cual siempre podría internarme.

Además tenía una autoestima alta, altísima, en la cual encaramarse y enfrentar el mundo. 

Al contrario ella, carecía de tal cualidad, no preguntaba, le temía a las respuestas, recibía y daba, sin exigir, zambullirse en esa cabellera era suficiente para no esperar ni proyectarse, el intenso ahora la abrasaba y sostenía.

30 años después, la cabellera no es oscura, aunq sí espesa y abrasadora, el lugar al que llegar.

Cuántas vidas habremos tenido siendo, hijos, padres, hermanos? tantas respuestas como pelos hay en nuestras cabezas.



miércoles, 16 de agosto de 2023

 Qué le habrá hecho pensar que esta vez sería diferente, ni siquiera estaba segura de llamar. Mala idea le habría dicho R, mala idea juntarse en un velorio, ahí todo huele a final, aunque sea el mío, no seas tonta. 

Que le iba a temer a un final?  pasando por tantos que lo mismo daba. Peor que el final es ese límite en que sabes que se acaba, horas lentas opacas, con sabor a agua estancada, los minutos se abren camino entre la certeza y el desasosiego, te sientas, te paras, te acuestas, no duermes, cierras los ojos y es peor porque te ves hacia dentro vísceras, bilis, y mierda. 


miércoles, 9 de agosto de 2023

 Era de noche y conversábamos alrededor de la fogata, como siempre lo hacíamos cuando acampábamos, ...juntémonos en abril dije....

Si es que nos queda país dijo alguien

Por q no habría de quedar? pregunté...

Era enero de 2020

 Las señoras grandes me eligen entre todo el poblamen q ocupa asientos en la micro diseñada por ingenieros que no deben pasar de la categoría “peso mosca”. Pasean sus ojos de abuela acostumbrada a retar a los nietos e hijes, por todo el espacio-micro- y se detienen en el espacio al lado mío, posando su anatomía, arrinconándome y dejando mi cuerpa cual estampilla en lo q sería un sobre transparente de la carta en q se convierte mi ventana.

lunes, 10 de abril de 2023

Un pensamiento empezó a instalarse en su limbo mental, la atracción por sentir el castigo no se había terminado, esperaba la sombra abrasadora de la constatación de su poca valía. Encerrándose en el desasosiego, fue paralizándose opacando sus días, caminando dormida sobre pisos de tablas que crujían interpretando un canto amargo y helado bajo techos altos y húmedos, que le envolvían en una nube densa y oscura. 

En un paréntesis de lucidez pensó que el último lugar en que quiso estar  era éste, el de la resignación, si  conseguía alcanzar la desesperación, la fuerza que ésta le provocaría la impulsaba a escapar la hacía estar viva, despierta para no perder la oportunidad



se le abría una puerta 





La plancha a carbón, encima de una mesa improvisada con un par de cajones y una tabla sin cepillar, paredes tapizadas con páginas de diario y un payaso hecho de retazos de géneros que colgaba de un clavo.Las paredes delgadas, generosas con el hielo y el viento frío que entraba por cada rendija. Nunca conté cuantas puertas habían en ese callejón estrecho y húmedo, tan arenoso en verano. Los vecinos silenciosos circulaban desde la entrada sendereando hasta el hueco q les correspondía como entrada a su morada, Entrando y saliendo con letreros hechos en bolsas de harina que una mano prodigiosa había unido con aguja e hilo, un listón a cada lado y lista la pancarta para salir a las calles celebrando que por fin sus sueños se harían realidad, qué importaba que la vieja no se viera como las señoras de los patrones que cada fin de mes les malpagaban por estar el día entero arriba de un camión subiendo y bajando herramientas, cajones, sacos de papas y otros elementos que la Distribuidora vendía , sin más distracción ni recreo que el domingo en la cancha y las tardes en la cantina tomándose una pílsener tibia porq la fuente de soda no tenia refrigerador. A los 10 años, los días parecen muy largos, las tardes eternas, hasta que un dia ocurre algo y tu infancia se parte en dos, a los sesenta piensas que no tienes derecho a la tristeza porque todo parece irte mejor que a los adultos que conociste a los 10... en esos días raros, tibios de ese calor de cuando te raspas los nudillos en una pared áspera y rugosa. Conociste la realidad de tanto escucharla en conversaciones y vivencias ajenas, dolores y pérdidas que a ti ni te rozaron hasta que con el paso de los años comprendiste que no era así que se vivía, que ese escenario podría cambiar, el aire espeso que se respiraba, se convertiría en un vuelo liviano y lleno de esperanzas, no fue así, la mano maligna tocó más allá de lo que pudiste ver, y permitió que lo peor de cada poderoso aflorara y manipulara nuestros días y noches, apareció el deseo incontrolable de tener, a como diera lugar, tener tener tener, se repetía como un mantra, sin pensar en el verdadero valor de lo que te rodeaba, algunos se dieron cuenta, esos eran amargados, graves, ya nada era real, si no aparecía por las pantallas, es fácil manipular la realidad, un par de frases, ponerse de acuerdo para recitar lo mismo, y la gente se lo traga de una, si la cosa se `pone espesa, un triángulo amoroso, un hecho protagonizado por un par de famosillos, y listo, nada tan difícil como en ese tiempo en que las personas se informaban por distintos medios y ahí si que haía que ingeniárselas para que el enemigo se asustara y parara con la tontera, ahora todos andan cabeza gacha mirando el celular, nadie ve lo q sucede alrededor, pan comido, nos comimos al presidente , no será la primera vez, y ni siquiera ha corrido tanta sangre, farfullan...ahora no se combaten ideas ni sueños, ahora se trata de plata, de poder, de ponerle la pata encima al otro, a nadie le importa nadie, todos somos nadie a excepción del 10% que controla a los que nos controlan, en fin, casi nada ha cambiado, los métodos quizás,y moriremos en el mismo punto que quedamos a los diez años, no hay memoria, hasta eso nos han quitado.

jueves, 23 de febrero de 2023

Tenía 19 años, parte de la familia de mi pololo me había invitado a pasar unos días con ellos a una casa en la playa, al atardecer, mientras mi pololo se duchaba, después de pasar la tarde en la playa caminando y tomando sol. Me quedé en la pieza que me habían destinado. Miraba el atardecer, tan lindo como el de la foto, oscureció lentamente sin percatarme, maravillada por los colores, no quise prender la luz, no había necesidad, el exterior era demasiado lindo...de repente escucho gritos, golpes portazos, palabras de grueso calibre referentes a mi persona of course, luego un temporal de miradas feas, agresivas de mujer, VÁYANSE DE AQUÏ COCHINOS!!!, fue lo más suave que escuché...