domingo, 14 de agosto de 2022

Dicen que toda persona nacida en Chilito pasa por un terremoto, un incendio, un golpe de estado y algunas catástrofes más a lo largo de su vida...una vez zanjadas dichas experiencias, los años pasan en relativa calma, hasta que se cambia lo establecido, un día de octubre, 10 años después de MI terremoto, un grupo de estudiantes, (como siempre) se salta las barreras del metro, aburridos de ver a sus mayores sacar cuentas y endeudarse una vez más para sobrevivir hasta el próximo fin de mes. Los más viejos vimos que no era tan difícil desarmar lo aprendido, se podía levantar la cabeza, se podía echar abajo la torre en que nos tenían a todos aprisionados entre sueños abortados y un letargo que formaba parte de nuestra piel. Vimos caer estatuas de asesinos e invasores, y con ello estatuas mentales y emocionales a la vez, una fiesta popular que trajo muertes, ojos perdidos, cuerpos quemados, y familias destrozadas. Todo parecía avanzar abriendo conciencias y aplastando decretos que aprendimos cuando al nacer, nuestros abuelos repetían como en un mantra, ¿qué les deparará la vida?, en este país ni un techo decente se puede tener,da lo mismo quien gobierne, hay q seguir trabajando para sobrevivr... que decir de una salud resguardada, solo quienes tienen una red endogámica, una tierra usurpada, educación privilegiada, pueden aspirar a una vida digna de ser vivida. Chilito tiene mala suerte...una pandemia, que por ser más jóvenes era un reto más que mi generación no había vivido...todxs a encerrarse, amistades y familiares que vivían en Europa comentaban y nos alertaban de los cementerios rebalsados, que las funerarias no daban abasto, los muertos eran sepultados sin ceremonia ni rito alguno, la tristeza y desazón envolvió al planeta con un velo oscuro, los viejos,los pobres y los inmigrantes morían conformando una pléyade de esqueletos solitarios amontonados en fosas que no terminaban de cavarse...algunos trabajadores de hospitales eran recibidos con aplausos al llegar a sus casas, otros eran señalados con el dedo y marcados como persona non gratas, el ser humano es cruel. El despertar social, durmió una larga siesta, algunas personas despiertan mal, y se olvidan de lo urgente, y de los sueños que pensaban seguir, las minorías conquistamos harto, a pesar de los temores y obstáculos, estos meses hemos visto y escuchado como los ganadores de siempre se revuelven en sus caparazones, zumban y rugen, derramando su veneno, intentando mantenerse en sus lugares privilegiados, tenemos un lápiz y nuestros corazones llenos de amor para vivir en un país más amable y solidario, no tengamos miedo a esa palabra, no pierdan tiempo quienes empiecen con sus discursos de odio porque no me daré el trabajo de leerles, no tengo tiempo para eso.