lunes, 5 de noviembre de 2018



Azadonazo tras otro, lucha sin cuartel para arrancar la alfombra de costras, mutilar chocos, troncos y cortezas de dolores pasados, de ataques a mansalva, de batallas libradas entre trozos de carne y miembros latiendo, vida cuchepa .

Eliminar esas malezas perennes, se había convertido en la razón de ser esa mañana, con un sol farsante, Rulfiano, esa misma amargura y desazón se había apoderado de sus respiros mañaneros. A uña viva,  desenterraba los terrones que sostenían las raíces de la maleza, a ver si lograba despejar el paisaje frente a sus ojos.

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