miércoles, 14 de noviembre de 2018

Navegando en aguas profundas, con un llanto que borbotea, mordiendo cada pedacito de piel esculpido con  vivencias, desde la punta del dedo al último pelo de tu cabeza, da lo mismo si se logró lo que se quería, la cosa es dejar el cuerpo, el alma y los pies en la lucha, la que sea que se emprenda, si se consiguió o no el objetivo, no importa, la vida es muy corta para ver resultados, la pasión que ponemos en lograrlo es el cincel con que tallamos nuestros días, la urgencia y la acción es más importante que llegar a la cúspide, caerse y equivocarse son los peldaños que subiremos y bajaremos cada día de nuestras vidas, la carcajada limpia, a todo volumen, las canciones cantadas con el alma, los brazos abiertos a lo que sea, o cerrados protegiendo nuestros secretos, el sudor pegoteado en la espera y el ansia por vivir los días sin parar, nunca un café tendrá el mismo sabor que el primero que tomaste, pero vendrán muchos más, muchos inviernos te asustarán hasta darte cuenta que siempre se terminan, para volver en 365 días más.

Nos enseñan a temer, al distinto, al amor, a la libertad, a la igualdad, el único miedo que quisiera tener es el de no atreverme, quien no se atreve muere en vida, se paraliza ¿y eso? Eso si que no,  cada uno dibuja o hace la foto que quiere, para que repetirlas, que triste darse cuenta que como tu hay miles, millones repitiendo el mismo esquema, los rebaños son cadáveres, las bandadas banderas al sol, volantines en primavera, los peces danzan su propio baile debajo de las olas que danzan al aire libre.

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