Nos quisieron vender que la felicidad se compra en el supermercado, que un celular es imprescindible, que de la pobreza no se puede salir, que "el chileno" es flojo, que los mapuche borrachos, que los créditos de consumo son la solución, que somos rubios y de características europeas, (ver avisos de publicidad),  que los jóvenes no están ni ahí, que para qué votar si al final, da lo mismo, (eso era un poco cierto hasta que un grupo de jóvenes saltó las barreras del metro y las de la abulia), se perdieron vidas, se perdieron ojos, pero se recuperó la dignidad y el ansia de luchar por un presente mejor.