jueves, 31 de marzo de 2022

Ivan padre quería que su hijo fuera médico, su esposa quería que fuera feliz, nadie le preguntó al retoño qué le gustaba en la vida, a un niño no se le pregunta eso, no se le preguntaba, un niño no tenía preferencias, sólo debía hacer lo que se le exigía. Ivancito jugaba con lo que podía, nunca le compraron el trencito a cuerda que le gustaba, era muy caro para un funcionario de correos de Chile de provincia; había cuentas que pagar y ahorros que cuidar para cuando Ivancito fuera a la universidad a estudiar medicina, Ivancito no sería otra cosa que un gran médico decían sus papás cuando la familia se reunía, los hijos crecían y llegaba el momento de decidir el futuro. Ivancito creció, estudió y fue todo lo que sus padres soñaron para él. Cada mañana, cuando llega a su centro médico, vuelve a ser Ivancito, agarra el ecotomógrafo y se convierte en el operador de retroexcavadora que siempre soñó en convertirse, y juega , juega que abre forados en cavernas y excava, excava, se mete por intersticios, revolviendo escombros y haciéndolos a un lado para ver que hay entre esas fisuras, Ivancito ahora es un hombre grande, un adulto mayor, y sigue jugando, juega, imagina que es un gigante operando una retro excavadora minúscula que revuelve escombros, en un planeta desconocido, ajeno a la mujer que tendida en una camilla apreta sus manos aguantando el dolor y las ganas de gritarle que sea más suave por favor!!!

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