miércoles, 3 de julio de 2019

La gran boca de un payaso como puerta de entrada, las estrellitas dibujadas en el cielo de la carpa, mientras los trapecistas vuelan de aquí para allá y de allá para acá, la música adorna la fiesta y todos aplauden y gritan de placer, canciones a voz en cuello felices al acordarnos  que ya llegan los gitanos, durante el día vimos una caravana de camionetas con bultos en dirección al sitio eriazo en donde se ubican cada primavera. Comienza septiembre y comienza la fiesta, los días bonitos, los volantines y los paseos familiares caminando con nuestros padres, tíos y abuelos.






La mierda le llegaba a la garganta,  emergió del aparato del wc, el agua mojaba todo, sus pies, su cerebro, asquead@ intentó limpiar, secar, eso fue después del desencuentro, después de que las lágrimas arrastraron con ellas el aluvión de recuerdos vividos e imaginados, los últimos eran imaginarios, quería que hubiesen sucedido pero no. Iba intranquil@, intuía que no sería fácil, pero la cosa se le fue de las manos, peor aun, nunca la tuvo en ellas, y debió escuchar y ver como caían los reproches, los reclamos, las acusaciones salpicándol@ de palabras dolorosas que no quería escuchar, así es la cosa se decía, qué diablos, nah q hacer, increíble, tristemente cierto.





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