miércoles, 3 de julio de 2019

Piso de tierra, la mesa reluciente, los muebles protegidos con pañitos bordados, todo prolijo, ordenado, nada está fuera de lugar, aparte de la pobreza que se adueña del lugar, una casa pobre, luz suave y débil que entra por las ventanas y la puerta entreabierta...la mujer que traquetea es flaca, menuda, mirada profunda, conocedora de las miserias y las carencias por haber nacido pobre, sus hijos la ayudan, van de aquí para allá poniendo la mesa, porque el padre está por llegar, una guagua espera en su corral, envuelta en mucha ropa, tejida por las manos de su madre. En un rincón la máquina de coser, con una falda a medias, que su futura dueña espera lucir en las ramadas, al son de una cumbia o una ranchera, cuando lleve a los niños que cuida a los juegos que se instalan cada 18 de septiembre en el recinto junto a los anticuchos, carritos de maní,  y tiro al blanco. 

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