lunes, 4 de junio de 2018

Siéntate, y escucha, ponme atención, lo que te diré no es fácil, me costó años decidir que te lo contaría y otros tanto poder hacerlo.

Hace frío, está helado, árboles envueltos por un velo blanquecino-gris, la eterna llovizna, que parece una telaraña que atrapa todo lo que miro. Te amé, TE AMÉ aunque me daba cuenta de que tu a mi no. Estabas enamorado de una puesta en escena, que parecía un cuadro de una película de cine independiente, aparecías tu, la Aneka y los dos niños que tuvieron juntos, nadie más, las dos hijas que tuviste antes no aparecen, no cabían en ese presente rubio y desarrollado, sustentable. Hasta la basura era bonita porque la gringa te había enseñado a reciclar, cuando nadie lo hacía. Te amé tanto como odié tus fines de semana familiares y los viajes que hiciste 20 años antes que mis deseos se enredaran al compartir un  "turno nocturno" ese domingo en la noche, apareciste con esa actitud, entre triste y descarada, sabías lo que querías para ser feliz, sin importar si realmente lo eras, Los domingos en la noche eran peligrosos, los lunes era mi día libre, una libertad total, ir contra la rutina de los trabajadores normales, si poh flaca si en esta pega todos se gorrean o están separados me decían los compañeros mayores, la alternativa es andar con alguien de aquí pa entretenerse, "tu llenas un espacio, necesario", me dijiste, la Aneka llena otros, seguimos un guión, nada más, uno de capítulos atormentados, te quiero pero no, amor prohibido dirían los siúticos- jajajaja, ahora me río, por todas las lágrimas que derramé entonces, ahora tengo la claridad para darme cuenta... en ese entonces necesitaba verte, escucharte, tocar tu pelo desordenado, los viejos te envidiaban porque a ti parecía no importante andar conmigo para todos lados, a mi no me molestaba, yo hacía lo que podía, entre amarte y no hacer caso del Pepe Grillo que me hostigaba con sus raspadas de patas, cri cri cri cri.....
Hasta que se impuso la cordura, te pusiste firme, dejándome con los besos y abrazos en el aire, flotando en una nube que no me dejaba avanzar, caminaba pateando los recuerdos y las frases sueltas que se atropellaban en mi cerebro, y ahí te fuiste quedando, como una pantalla que nadie ve, convertido en una foto de 18 por 24, al fondo de  una caja con negativos.














No hay comentarios:

Publicar un comentario