lunes, 20 de enero de 2020

A mis 13  quería que alguien me quisiera, que me acompañara, que me cuidara, mi apariencia física me ayudaba porq me veía mayor, me puse a pololear dándome cuenta enseguida que el pololeo no era como se veía en libros ni películas. Querían tocarme, tocar, entrar a lugares que ni yo conocía de mi, yo quería algo q no sabía, claramente no lo que estaba viviendo, no me atrevía a decir no, no me atrevía a negarme.

El tiempo fue pasando y yo sintiéndome en un callejón sin salida, cada vez más estrecho y profundo, muchas veces me sentí vejada, sucia, la diferencia entre el personaje y yo era de 5 años, q a mis trece se notaban. 

Sentía cosas que se oponían, sentía cosas que no conocía, placeres, que luego se desvanecían dejando una extraña sensación que no me gustaba. Juntaba fuerzas para cortar pero no podía, era muy difícil hacer sufrir a otra persona, ser "la mala",  a los trece nadie quiere ser malo, pasó el tiempo, esa relación felizmente terminó, y durante mucho tiempo quise borrar a ese ser que me había vulnerado, agredido, sin poder yo decírselo, me sentía pertenecedora a algo, poseedora de algo.....por lo q pagaba un alto costo.

A mis 19 conocí el amor, ese estado de con solo pensar en el sujeto, me daba una paz interior absoluta, era Feliz, la complicidad, la comunicación, la ternura, la seguridad era lo que buscaba. Me atrajo el desparpajo y poder que hacía notar el susodicho cuando entraba a un lugar, curiosamente esa misma agresividad y violencia pronto me empezó a molestar, a no gustarme, nuevamente no fui capaz de poner límites, empecé a quedar sola porq abandoné a mis amigos, para qué? si tenía a mi amor siempre conmigo, no los necesitaba....El amor se empezó a transformar en posesión, si yo, su pertenencia, no hacía lo que él quería de mi, recibí primero un manotazo, luego cachetadas, luego puñetazos y patadas, no quiero eximirme de responsabilidades, pero al comienzo fui totalmente inocente de provocación, fui víctima, luego la cosa se puso tóxica y se fue convirtiendo en un juego de tomar, recibir y dar....hasta que acabé un día secuestrada en la pieza de su pensión, rescatada por un compañero del secuestrador que espantado le gritaba, NO QUIERO CONOCER ESTA ARISTA TUYA, NO QUIERO SABER ESTA PARTE DE TU PERSONALIDAD!

Luego de eso corté, corté apoyada por mis amigos, que me acompañaban y no me dejaban sola, en un proceso largo y complejo...una noche me pidió que habláramos, que no estaríamos solos, q no tuviera miedo, salimos, el amigo se fue enseguida, y fui arrastrada hacia un espacio frente a la plaza detrás del q en ese entonces era el edificio más alto....me pegó, me tiró contra la reja, me zamarreó, me pateó, la gente pasaba y miraba...nadie hacía nada...esto fue entre las 10 de las noche y las 2 de la mañana....un viernes por la noche....Luego de eso corté definitivamente...le tenía miedo, aún lo quería según yo.....me pedía perdón llorando después de cada vez q esto pasaba, pero fui fuerte, y no me dejé convencer.....

Vino un tiempo en que tenía que sanarme como fuera, y me fui en la dolce vita, buenos amigos me cuidaron, por suerte. Al tiempo vinieron otras relaciones que se fueron volviendo tóxicas, algo en mi cabeza no había quedado funcionando bien, y creo que me transformé en una persona difícil, conflictiva me dijeron una vez, una mala combinación de sentimientos que se oponían entre sí.

Es largo el camino recorrido, 15 años más o menos fue el tiempo que me tomó reencariñarme con mi persona, a veces es más difícil, a veces no tanto, sólo espero no dañar al que está a mi lado, a los que están a mi lado, a los que quiero, a veces soy felíz con solo escuchar una canción, otras, viendo una flor luciendo su frescura.

Comparto esto porque veo a tantas personas con el norte equivocado, el norte es uno, no dejar que nos vulneren, que se burlen de nuestra apariencia, de nuestra timidez, hay gente tan pobre de espíritu que al no saber luchar con sus carencias se transforman en energúmenos (me dijo uno, hace un tiempo), en personas que no saben otra forma de relacionarse, si no es a traves de la burla y la denostación , si somos chicos, grandes, flacos, gordos, morenos, rubios, es algo que no se puede cambiar, disfrazar sí, pero ¿qué sentido tiene? ¿no es mejor querernos con lo q nos gusta y lo que no?, y a quien se atreva a cuestionar nuestra persona , que se vaya a pelear con lo suyo, que harta  pega tiene.


Hace unos días, luego de q pasaran más de 40 años, pude acercarme a saludar al primer fantasma, sin miedo y sin rencor, no tuve q cambiar de vereda ni dar vuelta la cara. Estoy más fuerte sin duda, porque me he sentido acompañana al ver que no soy la única, ni por lejos que ha vivido cosas parecidas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario